miércoles, 29 de septiembre de 2010

El ocio es lo que importa.

La realidad es que la diversión ha desplazado a la alimentación en los hábitos de gasto de la sociedad.
Los jóvenes, por encima de todos los grupos sociales, son los que más se entregan al disfrute del tiempo libre. Se distingue dos tipos de consumo entre la población de menos edad: el productivo y el contraproductivo o "amnésico". 
El productivo es el que pertenece a la familia de clase alta o media alta, y consiste en invertir en formación; el amnésico o contraproductivo es el que ejercita el joven de clase baja o media baja y se centra en olvidarse de la semana. En la medida en que emanciparse cuesta más trabajo, hay menos estabilidad en el modelo de ingreso o los empleos son peores, a los jóvenes se le genera una inseguridad más fuerte que, para ser contrarrestada, requiere de un consumo colectivo, compulsivo y evasivo. 
El dios mercado lo sabe y quiere el dinero de todos. El de los más jóvenes también. Los fabricantes, cada vez más, se dirigen a un sector atrevido, juvenil. Es lo que vende y a quien se le vende. La publicidad no entiende de ética y sí de números. 
Es cierto que los chicos y las chicas no tienen una capacidad adquisitiva grande, pero son ellos los prescriptores, los que le dicen a la madre la música que hay que comprar, las natillas que entran en la nevera o la ropa que prefieren llevar. Eso lo sabe la publicidad muy bien, como también sabe que con un joven están ganando un cliente potencial con una vida amplia por delante. 

2 comentarios:

  1. Esto es muy cierto y creo que empieza desde los niños pequeños, ya que los comerciales cada vez son más directos y subliminales para que los niños convenzan a los papas y ellos les compren todo lo que sale en la tele y si así crecemos es muy difícil cambiar ese tipo de hábitos de un día para otro..!!

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  2. Creo que si nosotros influimos mucho en las compras que se hacen en casa pero tambien los que vivimos solos a veces no administramos bien nuestro dinero y terminamos comprando cosas que no necesitamos o gracias a la publicidad nos dejamos llevar por todo lo que entra en la categoría de ocio. Tenemos que poner más atención a la manera en la que gastamos

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